como un cencerro.

Hablamos de locos idealistas.

Esos a los que de repente les da por ver las cosas fuera de su contexto y buscarles una vuelta. Como a los creadores del primer festival de publicidad en el campo: el Cencerro.
Un festival que, a diferencia de otros trilladísimos festivales (y no miramos a nadie), premia la publicidad y la comunicación que huele a esfuerzo, sudor y trabajo: la que se hace con pocos recursos para la lechería de la esquina.

Esa que, desengañémonos chicos, supone el 80% del trabajo publicitario habitual.
Que no gana leones. Gana Cencerros, sonrisas y probablemente muchas veces, se paga con verduras o servicios de carpintería gratis.
Creatividad desnuda de efectos especiales y presupuestos millonarios.

¿Y por qué os hablamos de ellos?
Porque, además de tener un proyecto muy REAL, han mencionado una acción de craftivismo en la que colaboramos con el Club del Ganchillo de Palma: la Primavera Ganchillera, que llenó de flores de lana la Plaza de Cort la primavera pasada, con el objetivo de que la alegría y el optimismo viajaran de Cort al mundo.
Por ello, de cada flor colgaba una etiqueta que explicaba el proyecto y solicitaba a su  dueño que enviara una fotografía de la flor en su nuevo hogar.

Recibimos fotografías de flores en Mallorca, pero también en Suecia, Alemania o Italia.
Una muestra más de que las modestas acciones locales, como esas que premia el Cencerro, pueden tener también repercusiones globales.

¡Feliz primavera!

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