claxon, cruce de cocinas (caminos y emociones)

Lo bueno (y lo malo) de esta profesión es que a veces resulta absolutamente imposible distinguir dónde termina tu proyecto y dónde empieza el de tu cliente.
Así, una semana celebras el 25 aniversario de TU empresa, pero también la inauguras.
Eres joven, informal y dinámico, hablas de tú… y a los 5 minutos eres la voz grave de la experiencia.
Te lavas los dientes pensando en la gimnasia rítmica, te peinas dándole vueltas al consumo ecológico local y paseas al perro entre sesudas reflexiones sobre el régimen de contratación de autónomos dependientes.
Tu proyecto vital es apropiarte de los proyectos ajenos… hasta que tienes que trabajar para tu familia.
Es entonces cuando las fronteras que nunca tuvieron más de un centímetro de longitud, desaparecen completamente.
Y te conviertes en agencia y en cliente. Tus problemas se multiplican y las horas de sueño se dividen.

Hoy, en esta aritmética profesional particular, estamos elevados a infinito porque empieza a materializarse el trabajo estratégico, gráfico (¡gracias al toque de Eva de 28motivos!), de comunicación y de social media que llevamos meses preparando para CLAXON.

Hoy, inauguramos restaurante y la emoción y los nervios se multiplican por dos. Eso es lo malo (y lo bueno) de ser feliz con lo que haces y querer a los que te rodean.

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