En picnic tenemos una cosa muy clara, crezcamos lo que crezcamos (a lo alto, a lo ancho o en diagonal) seguiremos manteniendo nuestra estructura colaborativa que, a través de dos personas, se adapta a todo tipo de proyectos creando equipos de trabajo flexibles para los clientes.
Así, ellos pueden tener el diseñador, el realizador, el fotógrafo o…. el panadero que mejor se adapta a lo que buscamos, sin tener que pagar más por los costes que supone mantener a un equipo fijo de personas que consumen cantidades ingentes de café y bocadillos de queso.
Pero esta mañana ha entrado Ametla por la puerta y ha hecho que se tambalee nuestra filosofía.
Y nuestro portátil.
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