El Gremi d’Editors de Balears nos encargó una campaña de fomento de la lectura, pero… cuando empezamos a recopilar información para desarrollar la estrategia, nos dimos cuenta de algo que marcó totalmente la propuesta: la gente que lee en Baleares lo hace casi siempre en casa.
Llegados a este punto, nos pusimos un poco como la Srta Fletcher para descubrir el por qué y sus consecuencias.
Y nos dimos cuenta de que en ciudades como Palma, la mayor parte de los desplazamientos se realizan en coche, bicicleta o, durante periodos muy breves de tiempo, en transporte público, lo que hace que no existan esos largos “tiempos muertos” que la gente de las grandes ciudades invierte en leer.
¿Y cuál es la consecuencia de esto? Pues que la falta de visibilidad del “hábito lector” ha convertido al libro en un objeto elitista. De apariencia inaccesible para los no lectores y del que los lectores no disfrutan tanto como podrían.
Así que nos planteamos hacer una campaña de fomento, pero también de VISIBILIZACIÓN de la lectura. Una campaña dirigida a no lectores, pero también, y por primera vez en una campaña de fomento de la lectura, a lectores, con la intención de que pudieran sentirse tan orgullosos de leer como cualquiera de jugar a pádel. Con la intención de que recuperen el espacio urbano para disfrutar de su hábito. Para que tomen las plazas, bancos, parques, playas, autobuses y bares. Una campaña que saque los libros fuera.
¿Y todo esto por qué? Porque estamos convencidos de que la mejor forma de incentivar a un no lector a leer, es ver cómo otros disfrutan haciéndolo.
Así que esta campaña de fomento y visibilización de la lectura, fue, esencialmente, gran batería de acciones de street marketing, guerrilla reivindicativa y programación literaria que llenaron las calles de Palma durante un mes, hasta el día del libro: desde un mimo paralizado en cualquier esquina por el placer de leer (del que no le apartaba ni el tintineo de las monedas en el platito) a un bookcrossing, un concurso de relato breve por SMS o de fotos de librerías en redes, la creación colectiva de un cadáver exquisito…
La instalación de rincones de lectura en las calles y plazas,degustaciones y «catas» literarias en mercados, la posibilidad de descargar sobrecubiertas reivindicativas para libros, merchandising, talleres de origami con páginas, charlas, coloquios y presentaciones… que lograron una visibilidad en medios por valor de 50.000€, más de 3200 visitantes en la web en un mes… y que consiguiéramos quitarle el polvo a los libros, y a las campañas de fomento de la lectura.
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